Ha muerto Margaret Thatcher. Azotó a Argentina y fue firme en defender que las Malvinas son propiedad inglesa. Pero sobre todo ha dejado herederos de sus políticas de derecha que la tienen como icono. Ejemplo de ello es Ángela Merkel, Cameron, Rajoy, y un largo etc. que están sometiendo a los ciudadanos europeos a la pobreza económica, a la pobreza de derechos, a la pobreza de proyectos futuros y a la pobreza moral. Con acontecimientos como el de las Malvinas le dio a los ingleses y a gran parte del mundo una cortina de humo y una emoción cohesionante mientras se afanó con fuerza para debilitar el estado y fortalecer los mercados, liberalizar hasta el máximo, desproteger e involucionar la vida ciudadana, desacreditar al trabajo y a los trabajadores, argumentar en contra del espacio político y económico común de Europa. Y ya sabemos que no se cumple el dicho "muerto el perro muerta la rabia". La verdad es que como dijo Sarmiento "las ideas no se matan", porque sobreviven a las personas y se hacen carne en los comportamientos humanos haciéndonos creer que no hay otra forma de funcionar. Por suerte cada vez somos más los optimistas que empezamos a argumentar a favor de que SÍ es posible otra forma de construir el futuro, de que SÍ PODEMOS.
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